La Organización Mundial de la Salud define la violencia obstétrica como una forma específica de violencia hacia la mujer embarazada, en labor de parto y puerperio, constituyendo una violación a los derechos reproductivos y sexuales de la mujer.
Según la Primera Encuesta Nacional Sobre Violencia Ginecológica y Obstétrica, realizada entre 2019 y 2020, se logró dimensionar que al menos el 79% de las mujeres en Chile, han sufrido algún tipo de violencia obstétrica, y entre las encuestadas no se cuentan las mujeres privadas de libertad. Ese mismo año, la presidenta del Colegio de Matronas, Anita Román aseguró que dicha violencia no existía, lo que acrecentó el distanciamiento entre el Colegio y parte de sus miembros, quienes han buscado desligarse del colegio formando la Asociación de Matronas y Matrones de Chile (ASOMAT).
La Directora Ejecutiva de dicha organización, Katiuska Rojas, confirma que la violencia obstétrica es un tema que hace poco tiempo que se está dimensionando y utiliza como parámetro el estallido social de 2019.
Katiuska Rojas fue matrona en el Hospital Barros Luco, y recuerda muchas situaciones en que mujeres privadas de libertad llegaban al lugar.
“Llegaban siempre mujeres engrilladas a parir, y nosotras pedíamos a los gendarmes que les sacara los grilletes para que fuera un proceso respetuoso, porque independiente de lo que hubiera hecho era un ser humano que merecía un trato digno” recuerda Rojas, quien además cuenta que en las salas de urgencia y parto estaban los custodios con fusiles en las manos, incluso cuando las matronas debían revisar la evolución. “Era como decirles sabe que necesito que salga para examinar a la usuaria y no quiero que vea como le reviso los genitales porque no corresponde, ellas tienen derecho a su intimidad”.
Experiencias desde adentro
Javiera, ingresó con su hijo a la cárcel de San Miguel y comenta lo difícil que fue para ella ser madre en un recinto penitenciario. “Cuando me encerraron con mi hijo yo lloraba calladita para que él no me viera. Cómo voy a tener a mi hijo encerrado a las tres de la tarde decía yo, en una pared de dos por dos y más encima amontonadas, porque nadie vive sola, teniendo hijos o no es igual para todas” confiesa.
Ella además presenció en primera persona, el maltrato que otras mujeres privadas de libertad sufrían estando embarazadas. “Una compañera estaba embarazada y hablé con la gendarme para que la aislaran porque tenía problemas con otras reclusas. Un día, las compañeras le sacaron la cresta cuando volvió del hospital y la castigaron”, declara Javiera.
“En la celda le tiraron gas pimienta porque no le creían que estaba embarazada. Después tenía dolores y no la pescaban, no la anotaron para el turno en enfermería. Finalmente perdió a su guagua. Llegó al hospital y la perdió, debido a los golpes y el gas pimienta. Nadie la ayudó”.
Una situación parecida vivió Ana (quien ha pedido cambiar su nombre) mientras cumplía condena en la cárcel de Valparaíso. “Yo tenía tres meses y le dije a la cabo que estaba embarazada y no me pescó, me dejaron en la población igual. A los dos días me mandaron a hacer todo el piso a mano, cuadrado por cuadrado”, recuerda Ana.
“Me empezó a doler tanto la espalda que le dije cabo sabe que me siento mal. A los cuatro días empecé a sangrar y les volví a decir que me sentía mal y me llevaron al Hospital Penal, donde le conté al médico que estaba embarazada y sangrando”.
Luego de dejarla hospitalizada, Ana fue al baño y botó algo por la vagina, a lo que el doctor le indicó que debía ser un coágulo de menstruación, y ella le respondió que estaba embarazada.
“Él miró y se hizo el loco. Entró la cabo y pescó lo que boté y se lo echó al bolsillo para llevarme a la posta. Me atendió una matrona y dijo que efectivamente estaba embarazada. Ahí, la cabo se metió la mano al bolsillo y le dijo que yo había botado eso”, declara Ana. ”Cuando me dieron el alta me mandaron castigada, por conversar con un niño hospitalizado. Me mandaron castigada, al día siguiente de hacerme un raspaje. Sola, sin luz, sin nada. Ahí te quedas pensando en lo que te pasó, en lo que viviste, en lo que te hicieron. Porque estás presa, pero pagando una doble condena”.
*La calidad de los videos y audios puede presentar complicaciones, debido a que las entrevistas fueron realizadas vía GoogleMeet