Cada año, Gendarmería de Chile realiza un Compendio Estadístico Penitenciario, el que indica el total de personas insertas en el sistema penal chileno. Antes de la pandemia, entre 2015 y 2019, la población femenina del sistema cerrado correspondía a un 9% del total de personas privadas de libertad. Al ser una cifra baja, el promedio de mujeres embarazadas es marginal en comparación al total, a pesar de que van en aumento.
Estos informes estadísticos anuales no incluyen la cantidad de mujeres que declaran ser madres, no especifican cuántas están embarazadas, ni la cantidad que tiene hijos lactantes, mucho menos el número de niños y niñas que vive en sus instalaciones. Uno de los grandes problemas relacionados a asuntos de género es la insuficiencia de datos correspondientes a las necesidades de la población femenina carcelaria, ya que es estadísticamente muy inferior a la masculina.
Hoy en día, la única manera de encontrar datos sobre mujeres privadas de libertad es pedirlas mediante Solicitud de Transparencia o recurrir a organizaciones que las tengan como foco de estudio o apoyo, pero son estas mismas asociaciones las que declaran no poseer cifras y la falta de datos respecto a las mujeres reclusas, sus situaciones de desprotección y sus necesidades.
Estas cifras fueron solicitadas mediante Transparencia de Gendarmería. Solo se entregaron datos correspondientes hasta el año 2019, ya que producto de la pandemia a muchas mujeres embarazadas y con hijos lactantes se les dio la posibilidad de continuar con su condena en sus hogares.
Dos caras de una misma moneda
Gendarmería de Chile declara que aquellas mujeres embarazadas privadas de libertad se atienden de acuerdo a lo especificado en la Guía Perinatal del Ministerio de Salud. Este documento, publicado en 2015, es un programa con evidencia científica orientada a diagnosticar y actuar oportunamente por parte de las y los profesionales de la salud de los diferentes niveles de atención, para prevenir complicaciones y reducir la morbilidad y mortalidad materna-perinatal.
El departamento de Salud de Gendarmería asegura que en situaciones en donde existen reclusas embarazadas, se sigue lo indicado por la guía anteriormente mencionada.
(Al momento de solicitar más información sobre el tema a Gendarmería, se comunica con la jefa del Departamento de Salud de la institución, María Beatriz De Gregorio. Es ella quien indica que habló sobre este tema con nosotros el año pasado, por lo que solicita que se utilice la información y declaraciones que entregó en aquella ocasión para este reportaje).
La jefa del Departamento de Salud de Gendarmería de Chile, María Beatriz De Gregorio, indica que una vez que las reclusas declaran que están embarazadas “se controlan en el Sistema Público, en el CESFAM que pertenece a la región donde está la unidad penal”. Además, declara que son inscritas en el programa de gobierno Chile Crece Contigo.
A esto, De Gregorio le suma que alumnas de obstetricia de distintas universidades van a los centros a educar a las embarazadas para poder ayudar a la carga laboral de las matronas. “Acá todo es igual, tienen acceso al GES y al programa Chile Crece Contigo y todos sus beneficios”.
Sin embargo, otras fuentes entrevistadas declaran que los protocolos no se aplican, ya que el personal de Gendarmería y civil no se preocupan de cumplirlos, dejando todo a criterio del equipo médico.
Quedan en evidencia en el documento del INDH recibido mediante Solicitud de Transparencia “Listado de Acciones Judiciales”, que hay múltiples denuncias tanto de mujeres embarazadas como de internas regulares, que indican el actuar de personal de Gendarmería de Chile y su manejo de situaciones relacionadas con temas de salud de las mujeres privadas de libertad.
La ex matrona de Gendarmería, María Teresa Inostroza declara que entre los funcionarios y el personal médico se entrecruzan dos normativas.
La matrona y directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Matronas y Matrones de Chile (ASOMAT), Katiuska Rojas, confirma esta situación. “(Los gendarmes) nos decían si se arrancan va a ser su culpa y yo quedaba como que no va a ser mi responsabilidad, porque esa no es mi pega. Mi trabajo es darle un trato digno, atender a la usuaria como corresponde, y su pega es vigilar (…)”, declara. “Les pedíamos que les sacaran los grilletes, porque yo no las iba a atender así. Era una pelea con los gendarmes. A mi no me formaron para eso, por qué tengo que estar peleando con un gendarme que está con una metralleta, es muy violento”.
*La calidad de los videos y audios puede presentar complicaciones, debido a que las entrevistas fueron realizadas vía GoogleMeet