En el verano de 1993 en la comuna de Colina, al norte del Gran Santiago, José Montecinos y su grupo de amigos se encontraban en busca de un lugar para pasar el calor. Desde la distancia con binoculares vieron algo que parecía ser un lago, y motivados, fueron a bañarse. Lo que no esperaban es que aquella no era una simple laguna.
Momentos antes de que José y sus amigos se metieran a la supuesta laguna, dos camionetas de seguridad los detuvieron. Les advirtieron que donde se iban a bañar era la laguna de un depósito de relave minero que contiene químicos. “Ellos nos retaron, nos dijeron: ‘ustedes están locos, cómo se les ocurre, si se meten a este lago van a salir con tres ojos, ese lago es tóxico…’ Nosotros quedamos totalmente desilusionados y nos terminamos bañando en una acequia de por ahí. Eso nos quedó grabado”, comentó Montecinos, vecino del tranque de relave Las Tórtolas, quien luego de lo ocurrido comenzó a movilizarse para proteger su calidad de vida y al medio ambiente.
Tal como la historia de José, hay muchas en la Región Metropolitana que evidencian que los residuos mineros están presentes en su día a día. Un depósito de relave, según el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), corresponde a “toda obra estructurada en forma segura para contener los relaves provenientes de una planta de concentración húmeda de especies de minerales. Además, contempla sus obras anexas. Su función principal es la de servir como depósito, generalmente, definitivo, de los materiales sólidos provenientes del relave transportado desde la planta, permitiendo así la recuperación, en gran medida, del agua que transporta dichos sólidos”.
Así, los depósitos de relaves son conjuntos de millones de toneladas de residuos mineros. Dentro de esta mezcla hay rocas molidas, agua, minerales y químicos que pueden ser peligrosos para el medio ambiente y la salud humana. Sernageomin reconoce que algunos de estos elementos dañinos para las personas son el plomo, arsénico, cianuro, mercurio y cromo, entre otros. Según proyecciones de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), para el 2026 Chile producirá 915,4 millones de toneladas anuales de ese mineral, lo cual significará un aumento de 74% en la generación de relaves, en comparación con las 525 millones de toneladas que dejó el 2014.
Actualmente, el Anuario de la Minería de Chile 2020 del Sernageomin ha estimado que las faenas mineras actuales generan relaves a una tasa de 530 millones de toneladas al año que cubren extensas áreas, acumulando, hasta el presente, aproximadamente 24 mil millones de toneladas en el territorio nacional (calculado desde el Catastro Nacional de Depósitos de Relaves vigente). No hay información oficial sobre la generación de relaves en la Región Metropolitana.
En Chile, de acuerdo al último catastro del Sernageomin, existen 742 depósitos de relaves. De ellos, 2 están en construcción, 104 activos, 463 inactivos y 173 en situación de abandono. De todo lo anterior, en la Región Metropolitana, donde viven más de ocho millones de personas, hay 26 relaves: 6 activos, 14 inactivos y 6 abandonados. Estos están en las comunas de Alhué, Colina, Curacaví, Lampa, Lo Barnechea, Maipú, Melipilla, Paine y Tiltil. En ellas hay 212.374 personas que viven a una distancia de entre 60 metros y 13 kilómetros de esos desechos mineros, según un cruce de datos entre los distritos censales que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) utilizó en el censo 2017 y la herramienta de medición en Google Earth.
Los relaves están sujetos a regulaciones, normas para su uso y leyes de cierre para que no sean nocivos para el medio ambiente y su entorno. No obstante, no todos han sido cerrados de manera apropiada, porque recién en el año 2012 se instauró la Ley 20.551 que pretende regular los cierres de las faenas e instalaciones mineras. A fines del año 2021 el Gobierno anunció de manera oficial la política pública llamada Plan Nacional de Depósitos de Relaves, que busca promover la remediación de estos depósitos y enfrentar uno de los grandes pasivos ambientales de Chile.
Para este reportaje se realizaron entrevistas a entidades públicas y privadas sobre este plan con la finalidad de evaluar la eficiencia del mismo y los riesgos de esos desechos para la salud y el medio ambiente.
Esta investigación realizada en terreno y vía online revela que esta política pública posee debilidades de financiamiento y de plazos. Además, descubre que la minera Anglo American tiene una deuda ambiental de más de dos décadas con Lo Barnechea por no haber removido el relave Pérez Caldera 2. Por otro lado, mediante el uso de Ley de Transparencia constata que la cantidad de fiscalizadores del Sernageomin ha ido disminuyendo desde el año 2014.
Según describe el Plan Nacional de Depósitos de Relaves, el objetivo principal de esta política radica en desarrollar una minería sostenible relacionada con los depósitos de relaves, tanto desde el inicio de su construcción, como en su operación y posterior cierre, así como también en sus distintos estados (activos, inactivos y abandonados), evitando los riesgos de seguridad y minimizando las amenazas para el medio ambiente. Asimismo, el plan tiene como objetivo establecer las bases para el reprocesamiento, reubicación y reutilización de los relaves, permitiendo el desarrollo a largo plazo de la minería del país.
La definición de reprocesamiento según Sernageomin corresponde a todo proceso físico, químico o biológico de un depósito artificial minero con el objeto de generar un beneficio económico.
Existen tres estados de depósitos de relaves que según el Ministerio de Minería se definen de la siguiente manera: los activos son aquellos que todavía no han completado su vida útil, encontrándose en operación. Los inactivos y los abandonados se conocen por haber completado su vida útil, pero no han tenido un plan de cierre de acuerdo con la ley y regulación. La diferencia entre estos dos es que en los inactivos sí se tiene conocimiento respecto de su titular, y en los abandonados en la mayoría de los casos se desconoce esta información.
Para llevar a cabo el proceso de reprocesamiento o reubicación, esta política seleccionó 102 depósitos de relaves inactivos y abandonados considerados riesgosos por estar a un kilómetro o menos de alguna zona urbana. Dentro de esta lista hay tres depósitos que se ubican en la Región Metropolitana: San Francisco (Tiltil), La Africana 1-2 (Maipú) y Lo Águila (Curacaví).
Sin embargo, un informe publicado en el año 2021 por la Organización Latinoamericana y del Caribe de Entidades Fiscalizadoras Superiores (OLACEFS) –al que está afiliado la Contraloría General de la República de Chile– llamado Auditoría coordinada sobre estructuras de gobernanza para el manejo integral de los pasivos ambientales mineros, expone que Chile no cuenta con una legislación específica para el manejo de los Pasivos Ambientales Mineros (PAM). Además, el estudio detalla que “los catastros de sitios potencialmente contaminados y faenas mineras abandonadas o paralizadas –elaborados por las entidades competentes– han sido desarrollados bajo metodologías y criterios disímiles, identificando estructuras de diferente origen, además de no haber sido compartidos e integrados en una base unificada”.
Según la OLACEFS, los Pasivos Ambientales Mineros corresponden a “las faenas mineras, instalaciones, incluyendo sus depósitos y residuos, paralizadas, inactivas o abandonadas, que constituyen un riesgo potencial permanente, actual y futuro, para la vida, la salud y la seguridad de las personas y el medio ambiente”.
Por otra parte, el Plan Nacional de Depósitos de Relaves no cuenta con presupuesto, ni priorización en la lista, ni obligaciones para el reprocesamiento de los desechos mineros. El financiamiento de estas obras depende únicamente del aporte de las propias empresas mineras privadas. Además, es un proceso voluntario y cuentan con un plazo hasta el año 2050.
Según el jefe del Departamento Ambiental de la División de Desarrollo Sustentable del Ministerio de Minería e integrante del equipo de redacción y desarrollo de contenido de esta política pública, Eduardo Zúñiga, el curso natural de cualquier política pública son diez años. “Llevamos dos años y medio de plan y llevamos dos relaves remediados. En el mejor de los casos deberían ser tres o cuatro por año. Pero las empresas no están obligadas, es pura buena voluntad”, reconoce.
Así, en el mejor de los casos el reprocesamiento o reubicación de los 102 relaves priorizados por el Gobierno podría demorar entre 20 y 35 años, aproximadamente. Eso significa que los 17 depósitos –abandonados e inactivos– restantes de la Región Metropolitana seguirán en las actuales condiciones al menos por dos décadas, exponiendo a grupos de personas a riesgos ambientales, sísmicos y de salud.
Además, la remediación podría presentar un atraso que dure más allá del año 2050, debido a la independencia de los agentes externos para realizar estos trabajos y el tiempo que conlleva el proceso de remover los depósitos de relaves.
Andrés León, jefe de la Oficina de Gestión Ambiental y Cierre de Faenas de la Subdirección Nacional de Minería, explica por qué el proceso de remediación queda en manos de las empresas mineras:
Respecto al Plan Nacional de Depósitos de Relaves, la visión de la Fundación Relaves (ONG que estudia el estado de los relaves y de la contaminación minera en Chile), es más bien escéptica. Juan Pablo Sanguinetti, su coordinador general y legal, menciona que “es una medida que tiene un buen espíritu, pero en su ejecución todavía no hay herramientas eficaces que de alguna manera uno pueda constatar que es una medida realmente efectiva que se está cumpliendo y sea un aporte al medio ambiente que pueda ser trazable y en el cual el porcentaje de remediación que genere una empresa sea adecuado al grado de impacto que está produciendo”.
Además, Sanguinetti estima que reprocesar una tonelada de relave puede costar aproximadamente mil dólares, pero que este valor depende de varios factores, tales como, los costos hundidos, los de operación –todo lo que sea transporte y mano de obra– y los de investigaciones geoquímicas, entre otros.
Colegio Médico: Hay riesgos de seis enfermedades por los relaves
Según el Sernageomin, un depósito de relave contiene materiales, residuos y sustancias químicas que fueron usadas para procesar la extracción de minerales. Dentro de su composición geoquímica se pueden encontrar elementos como silicio, aluminio, mercurio, titanio, hierro, arsénico, calcio, azufre y plomo, entre otros.
El secretario técnico del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico, doctor Andrei Tchernitchin, advierte que la mayoría de los depósitos de relaves poseen elementos químicos nocivos para la salud humana, entre ellos, plomo, manganeso, arsénico y en algunos casos mercurio.
Agregó que una exposición prolongada a estos agentes químicos puede generar alguna de las siguientes enfermedades: prenatales e infantiles, enfermedades de la sangre y de los órganos hematopoyéticos –sistema que ayuda a la producción de las células sanguíneas– , y ciertos trastornos que afectan el mecanismo de la inmunidad, enfermedades del sistema circulatorio, digestivo, respiratorio, endocrinas, nutricionales, metabólicas, y malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas.
Según el Consejo Minero, la minería aportó cerca de un 15% al PIB nacional en el año 2020. Sin embargo, pese a que Chile es un país minero existen pocos estudios relacionados con el impacto de la contaminación de los depósitos de relaves en el medio ambiente y la salud humana. Por ello, la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Concepción se encuentra realizando una investigación que analiza el efecto de los relaves mineros en la polución atmosférica por polvo.
Mi patio es un relave
Patricio González vive hace más de 20 años en el sector Lomas de lo Aguirre en Pudahuel. Dentro de esta comunidad convive con varios vecinos y vecinas, pero hay un “residente” en particular con el cual comparte hace mucho tiempo: el depósito de relave La Africana 1-2.
Este tranque de relave de la minera Nueva Pudahuel S.A. está inactivo desde hace más de tres décadas y los hogares más cercanos están a 300 metros de distancia. Prácticamente, sus patios traseros son el depósito. Patricio González ocupa cotidianamente este tranque para salir a caminar, pasear a su mascota y fue el espacio recreativo de sus hijos cuando eran pequeños.
La Africana 1-2 es uno de los tres relaves que se encuentran en la lista para ser reprocesados o reubicados por el Plan Nacional de Depósitos de Relaves. Ni González, ni sus vecinos sabían de la existencia de este plan ni menos de la presencia de este relave en la lista. No obstante, sí tienen presentes las consecuencias y condiciones que trae vivir cerca de un relave.
Un recorrido por el sector del tranque deja en evidencia la decoloración y contaminación de la tierra producto de los químicos y minerales que se encuentran en la superficie. Además, se confirma la cercanía de los hogares con los desechos mineros.
Juan Alberto Letelier es otro vecino de Lomas de lo Aguirre que comparte día a día con el depósito de relave desde hace 10 años. Según información del plan nacional, este contiene una masa preliminar de 1.450.000 toneladas de desechos mineros, lo cual sería equivalente a aproximadamente quince portaaviones estadounidenses “Gerald Ford” que tienen un peso promedio de cien mil toneladas.
Según la comunidad de Lomas de Lo Aguirre el depósito de relave contamina el Río Mapocho. Los vecinos mencionaron que cuando llueve el agua escurre con material del desecho minero hacia al río debido a la altura y pendiente que tiene el terreno. El tranque no posee muros de contención, lo cual facilita su ingreso a la corriente.
Según el Sernageomin, los relaves generados a partir de minerales sulfurados –constituidos por un enlace entre azufre y metales– no son contaminantes en sí mismos. Sin embargo, si contiene minerales que sobre ciertas cantidades pueden ser tóxicas para el ser humano (como arsénico, cianuro, cobre, zinc, cromo y plomo) y por alguna razón estos reaccionan con agua y oxígeno, se pueden solubilizar y, con ello, moverse, ocasionando un potencial daño a las personas y medio ambiente.
A pesar de que está priorizado a nivel nacional en las medidas de remediación, no hay plazos de cuándo se hará efectivo este proceso, ni obligaciones en la política pública del Plan Nacional de Depósitos de Relave. La Africana 1-2 puede seguir acompañando a las decenas de familias de Lomas de Lo Aguirre por varias décadas más.
En este reportaje se contactó a la gerencia de la minera Nueva Pudahuel S.A. –dueños de La Africana 1-2– y comentaron que llevan años tratando de hacer un proceso de remediación en aquel depósito de relave, pero aún no tienen el financiamiento para hacerlo.
Anglo American y su atraso de 25 años con Lo Barnechea
Además de los potenciales daños a la salud de las personas, también cabe poner en cuestión la verdadera voluntad de las empresas mineras privadas para remover los depósitos de relaves inactivos y abandonados en la Región Metropolitana. Dado que el Plan Nacional de Depósitos de Relaves es voluntario, no necesariamente las entidades van a ser prestas y eficientes en atender este problema.
Un caso que demuestra esto es el tranque de relaves inactivo Pérez Caldera de Anglo American, una minera que posee espalda financiera suficiente para llevar a cabo un proyecto para remover el desecho minero. En el año 2020, según datos preliminares de Anglo American, la empresa obtuvo una utilidad atribuible al patrimonio de US$2.100 millones.
Según información entregada por la Municipalidad de Lo Barnechea, en 1989 la compañía minera se comprometió a remover el depósito de relaves en un plazo de 20 años. Posteriormente, en 1992 Sernageomin aprobó el proyecto para remover los relaves del Tranque Pérez Caldera mediante un sistema de repulpeo. La programación de la ingeniería y construcción consideró el inicio del proyecto para el año 1994/1995, estimando, que el trabajo de repulpeo duraría dos décadas.
Así, para el año 2015 el desecho minero debería haber sido eliminado. Sin embargo, no se cumplió y en la actualidad existen 46 millones de toneladas de relaves depositados en el tranque. Tras varias comunicaciones con el servicio, en 2018 Anglo American solicitó una extensión de plazo de diez años para completar la remoción del depósito Pérez Caldera.
María Teresa Urrutia, concejala de Lo Barnechea y autora de una solicitud de investigación a la Contraloría Regional Metropolitana por las millonarias donaciones de Anglo American al municipio, comenta su preocupación sobre las prioridades de la empresa respecto a los proyectos mineros y remoción del tranque Pérez Caldera 2:
Recién el 7 de mayo de 2021 Anglo American ingresó al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) el proyecto Remoción de Relaves Tranque Pérez Caldera que tiene un monto de inversión de 320 millones de dólares. Sin embargo, el proyecto fue declarado inadmisible por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Hasta la fecha la empresa no ha vuelto a presentar otra solicitud.
Leticia Rebolledo, jefa de Sustentabilidad de la Municipalidad de Lo Barnechea, comenta que la polución generada por el arrastre de material particulado despierta preocupación en los vecinos de la comunidad y reconoce la demora por parte de Anglo American en remover estos tranques de relave.
A pesar de que el SEA declaró inadmisible el proyecto, Anglo American está realizando un repulpeo –proceso que se encuentra dentro del trabajo de remoción de desechos mineros– desde el relave inactivo Pérez Caldera 2 que no ha sido aprobado por ese servicio. “Sí se está llevando a cabo un proceso de repulpeo en aquel tranque”, confirma Gullibert Novoa, coordinador de relaves del Sernageomin.
Arturo Farías, director de la Dirección Regional Metropolitana del Servicio de Evaluación Ambiental, especifica que si un proyecto no fue admitido a trámite por el SEA no debería iniciar sus obras, ya que este puede ser sancionado por la ley.
Esta práctica podría traer una serie de consecuencias al medio ambiente y a los terrenos de los alrededores de este depósito de relave. Un ex directivo del Sernageomin, que pidió reserva de su identidad, alerta que el depósito de relave Pérez Caldera 2 debería estar seco en su superficie, ya que lleva décadas en desuso. Detalla que cuando se seca un tranque este adquiere una cohesión mucho mayor, haciéndolo más seguro y estable. No obstante, este depósito sí tiene una laguna con agua y eso es lo que preocupa, porque si llegase a colapsar puede contaminar la alimentación de agua potable para Santiago.
Este ex funcionario añade que se está depositando yeso de forma acuosa dentro del tranque inactivo Pérez Caldera 2. “Esta actividad tiene dos grandes riesgos. La primera es que la estabilidad del tranque no se asienta y que si llegase a haber un terremoto las posibilidades de un colapso y/o deslizamiento de tierra pueden ser mayores”, concluye.
En octubre de 2021 se publicó el informe de la Comisión Especial Investigadora de los actos del Gobierno sobre permisos de construcción para instalar proyectos inmobiliarios y otras infraestructuras sobre la faja de ruptura superficial a lo largo de la falla geológica de San Ramón. Dicha instancia de la Cámara de Diputados solicitó que se ingrese al listado de municipios en zonas de riesgo a Pirque y Lo Barnechea (coincidente con la comuna donde se ubica el tranque de relave Pérez Caldera 2). Además, el estudio proyecta que la falla puede experimentar un sismo de hasta 7,5 grados en la escala sismológica de Richter.
Christian Ledezma, ingeniero especializado en geotécnica sísmica, análisis y evaluación de riesgo de estructuras geotécnicas de la Universidad Católica, comenta que el caso del tranque Pérez Caldera 2 es una situación que tiene riesgos y que “hay que reconocerlo”. Además, advierte que en la medida que se pueda evitar tener un tranque de depósito en altura, hay que hacerlo.
Este caso del tranque Pérez Caldera 2, deja en evidencia la escasa voluntad y prioridad por parte de las empresas mineras privadas en remediar estos basurales mineros. Esto también pone en tela de juicio la efectividad del Plan Nacional de Depósitos de Relaves, ya que cualquiera de estos 102 relaves priorizados que se encuentran en la lista podrían estar bajo la responsabilidad de empresas con características similares a Anglo American y podrían tardar décadas en frenar el impacto contra el medio ambiente y la salud humana.
En esta investigación se contactó a la empresa Anglo American para conversar con el encargado/a del proyecto de Remoción del Tranque Pérez Caldera 2, pero declinaron participar en una entrevista. En lugar de ello, enviaron información genérica sobre el tranque y solo precisaron que habría más datos cuando el proyecto sea ingresado al Servicio de Evaluación Ambiental.
8 fiscalizadores Sernageomin para 106 depósitos de relaves
Los fiscalizadores del Servicio Nacional de Geología y Minería no son específicos para depósitos de relaves, pues además supervisan y controlan todas las instalaciones de las faenas mineras. De acuerdo a datos solicitados por Ley de Transparencia al Sernageomin, actualmente hay ocho funcionarios para la Región Metropolitana y la Región de Valparaíso. Entre ellas suman 106 depósitos de relaves, 26 en la RM y 80 en la Quinta Región.
La responsabilidad de fiscalizar los depósitos de relaves no recae solo sobre el Sernageomin, sino también sobre la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA). El coordinador legal y general de la Fundación Relaves, Juan Pablo Sanguinetti, comentó respecto a la cantidad de fiscalizadores que “en el 2018 pedimos por Ley de Transparencia esta información. Son pocos los fiscalizadores de la superintendencia, ese año eran tres o cuatro”. En esta investigación se solicitó por Ley de Transparencia al SMA la información actualizada del número de fiscalizadores, pero no se obtuvo respuesta.
El ex directivo del Sernageomin que pidió reserva de su identidad afirma que la cantidad de fiscalizadores en este servicio público no es la adecuada, ya que no solo ven los depósitos de relaves, sino que también las faenas y esto provoca que no tengan el tiempo suficiente para atender las instalaciones. Además, advirtió que algunos de los inspectores no poseen la experiencia y el conocimiento necesario para llevar a cabo las evaluaciones.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en un informe de proyecciones publicado en el año 2019, estima que la población de la Región Metropolitana aumentaría en 2,5 millones de personas entre 2002 y 2035, llegando casi a los 9 millones de habitantes, teniendo como consecuencia una expansión de las zonas urbanas hacia la periferia. Según las mismas proyecciones, el porcentaje de población urbana del país aumentaría de 86,3% en el 2002 a 89,1% en el año 2035. Hasta el momento sólo se han remediado dos de los 102 depósitos de relaves que se encuentran en la Lista de Depósitos Prioritarios para su Reubicación o Reprocesamiento de la política nacional que tiene como objetivo combatir los residuos mineros. El ritmo de trabajo de este plan ha sido etiquetado por diversos expertos y profesionales del área como un desarrollo lento, principalmente porque las acciones de estos procesos dependen de las empresas mineras privadas y tampoco están obligadas a hacerlo.
El director nacional de Greenpeace Chile, Matías Asun, cuestiona que el Plan Nacional de Depósitos de Relaves no tenga plazos fijos en la priorización de la lista ni independencia en la ejecución y “dado los riesgos sanitarios que hay, son verdaderos atentados ambientales”. Además, encuentra que es torpe que el financiamiento dependa únicamente de las mismas empresas que contaminan.
Respecto a los depósitos de relaves en sí, la autoridad de Greenpeace expresó que existe muy poca información científica sobre el impacto y problemas que pueden tener en el medio ambiente. “Son un problema desconocido dentro del país y una deuda pendiente. Son verdaderos riesgos y pasivos cuyo impacto está oculto para la opinión pública”, concluyó.
Está demostrado que el aumento de la producción de las toneladas de relaves es progresivo y constante, al igual que el incremento de la población y la expansión de las zonas urbanas en la Región Metropolitana. Por ello, surge como interrogante hasta qué punto la población de la capital seguirá conviviendo con los depósitos de relaves.
Han pasado 28 años desde que José Montecinos, vecino del tranque Las Tórtolas, tuvo su primer encuentro con un depósito de relave. Desde ese entonces él y su grupo de amigos se han movilizado para proteger su calidad de vida, salud y al medio ambiente tras los riesgos que pueden traer consigo los residuos mineros. No obstante ha sido una tarea difícil, porque no han contado con el apoyo suficiente:
José es uno de los miles de vecinos de la Región Metropolitana que se ven expuestos a convivir con un depósito de relave, los cuales siguen a la espera de las voluntades de las empresas privadas para mejorar su calidad de vida. Sin embargo, él no pierde la esperanza ni el optimismo de que en algún futuro la situación con los tranques de relaves mejore, ya que aún se está a tiempo de hacer un cambio y las personas se están haciendo conscientes de este problema.